CAMINAR POR LA NOCHE POR LA GRAN CIUDAD Salir a caminar por la ciudad vacía, con los deseos apagados por la lluvia y las lágrimas como palomas muertas; detenerse en una esquina sin semáforo y ponerse a llorar sin lágrimas y riendo. Volver a caminar ahora en la noche quieta: llorando y sollozando con el alma herida, llevando mis recuerdos como espuma salida de una catarata; observar las luces fugaces de neón brillando como el llanto, y contemplar los edificios golpeados por el viento; estar atento a esas señales e infinitos parpadeos de solitarios semáforos de ojos fríos y ciegos. Al sentir de pronto el aire helado que dejó la lluvia, me obliga a caminar un poco más aprisa por estas avenidas que son como autopistas. Es un placer no obstante caminar en la noche por esta gran ciudad; porque en la noche, la ciudad es el "caballo de los sueños": que respira,gime y galopa, y es un eterno soñar en vuelo de palomas. ERAS
Umbrío por la pena, casi bruno,
ResponderEliminarporque la pena tizna cuando estalla
donde yo no me hallo, no se halla
hombre más apenado que ninguno.
Sobre la pena duermo solo y uno,
pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos y penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.
No, no podrá con la pena mi persona
ni rodeadas de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
Miguel Hernández